Estoy inquieto. Sí, sí, como se dice por aquí, estoy intelectualmente inquieto. Y esto, por si no os extraña, se debe a la tertulia del miércoles. Su invitado, Kiko Crosas, profesor de literatura en la universidad de Castilla La Mancha, deslumbró y desconcertó al personal de las jornadas humanísticas. Al principio todo parecía normal: un invitado más, una tertulia más. No obstante, pronto todo tomó otro cauce y se abrió un debate polémico. Y creo que todos sabemos por qué: digamos que por "un problema de siglos".
Su predilección por los siglos XIII y el XVII y sus constantes alusiones al deterioro cultural de España y del mundo occidental, rechazando la poca calidad cultural que hay en la literatura del siglo XX, fueron las afirmaciones rotundas del señor Crosas que provocaron poco a poco y de manera gradual cierta rebelión por parte de los asistentes. Antonio fue de los que le dio guerra, reinvindicando este último siglo frente a los anteriores, y haciéndonos ver que no es del todo negro como a simple vista puede parecer, a pesar de las dos guerras mundiales.
En definitiva, Kiko Crosas fue de los pocos invitados que consiguió que nos sintiéramos un poco incómodos, ya que en el fondo nos dijo una verdad que no queremos oír: que este mundo (y España) se apaga culturalmente, y que esto lo sufrimos especialmente los jóvenes ("chapoteando en..."). Aunque, por otro lado, no creo que toda la literatura contemporánea sea pura basura, (en España aún encontramos escritores de cierta calidad como Jose Luis Olaizola o Mercedes Salisachs). Kiko consiguió despertarnos del ensimismamiento prenocturno y convencernos de la necesidad de colaborar en levantar unas estructuras que renueven la cultura contemporánea española. Y eso es algo de lo que debemos estar agradecidos.
Alfredo P.
